miércoles, 21 de noviembre de 2018
¿Se han puesto a pensar que durante toda nuestra existencia, lo que vivimos y cuánto nos va a costar la vida está determinado por los privilegios que nos tocaron a la hora de nacer? Incluso en el reino animal. Es como la ruleta rusa de la vida. Que si sos más lindo o más feo, mujer o varón, si naciste en un hogar sano o tóxico, con familia que esté bien económicamente o no, si tu país está en crisis o no, y así podría seguir durante horas. Todas cosas que nosotros no podemos elegir. Privilegios, así tal cual. Y aunque hayan muchas cosas que uno puede cambiar con esfuerzo para tratar de tener una vida un poco más cómoda, los privilegios que nos faltan nos persiguen. Igual, siempre nos ponemos a pensar en los que nos faltan y no en los que tenemos. La verdad es que nos guste o no, el mundo está diseñado para ser así. Y como es obvio, todo esto sí nos condiciona a la hora de formar nuestras personalidades, carácteres y formas de actuar. Yo me pregunto, ¿qué es lo que quedaría intacto de nosotros si pudieramos elegir cambiar todo en nuestra realidad? ¿existiría algo que permaneciera igual de nuestro ser si todo nuestro entorno fuera distinto? Creo que muchos me contestarían que sí, que el alma. ¿Qué es el alma? Para las religiones es la parte espiritual de los seres humanos únicamente, que está relacionada con el bien y el mal durante nuestra vida y después de la muerte. Pero ¿qué es lo que identifica nuestras almas? Si nuestros nombres y todo lo que pensamos y hacemos está ligado a lo que nos tocó a la hora de nacer. Porque si bien dos gemelos podrían tener maneras de pensar distintas, es porque en algún momento uno prestó más atención que el otro ante alguna situación importante en sus vidas. Aunque pensar en todo esto es inútil, porque realmente no es ni algo injusto ni algo que se pudiera cambiar, me come la cabeza. Igual creo que saber reconocer nuestros privilegios sí es algo importante, trabaja mucho la empatía. A lo largo de mi vida, a la gente cero empática que he conocido, es porque critican aspectos de los demás que consideran que están por "debajo" de lo que ellos harían, o lo que ellos creen, o lo que ellos tienen. Es gente que no se detiene a pensar "no, esa otra persona tiene una realidad distinta a la mía, así que no puedo esperar que logre actuar, pensar como yo, o tener las cosas que yo tengo". Hace un par de años aprendí la palabra empatía, desde que la conocí, supe que eso era lo que yo había sentido toda mi vida para con los demás, una fuerte tendencia a ponerme en sus zapatos para tratar de ver la realidad desde sus ojos. Es algo que considero mi más grande virtud, y lo digo con orgullo. Quizás no me sirve de nada que genere un cambio drástico en mi vida, incluso a veces hasta me trae disgustos, pero la sensación de poder entender y perdonar es algo muy lindo. Siento paz cuando me doy cuenta que podría estar destilando odio, pero en vez de eso paro, reflexiono y sigo. Desde que empecé a practicarla con más frecuencia, casi no se me escucha hacer comentarios negativos sobre los demás, ya sólo me ocupo de pensar en la autocrítica. Y agradecer, agradecer mucho todos mis privilegios, y no preocuparme tanto por los que me faltan, pero siempre y sobre todo agradecer.
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