martes, 22 de diciembre de 2015
Carta a Dios
Querido Dios: te escribo porque me sale mejor que simplemente hablarte, aunque sé que nunca más lo hice. Soy una pobre pecadora sin remedio, porque del pecado no se puede escapar y yo estoy lamentablemente muy involucrada. A veces siento que no merezco que si quiera pienses en mí o me ayudes a despertarme un día más de mi vida, y en realidad así es. Te fallo todo el tiempo, y aunque digo constantemente que no lo voy a hacer más, siempre vuelvo a lo mismo. En ocasiones ni siquiera me dan ganas de dejar todo lo que me hace mal, a pesar de que sé que es malo, y no lo entiendo. No pretendo que me ayudes a mí porque no lo merezco en absoluto, pero, a pesar de eso, te escribo porque necesito que ayudes a alguien más: mi papá. Vos mejor que nadie sabés que lo amo con toda la fuerza que tiene mi alma y que aunque me haya faltado la mayor parte de mi vida, no puedo imaginarme perderlo por completo. Y vivo día a día con miedo, miedo de que la droga acabe con su vida, miedo de que no tenga retorno de ese infierno en el que está viviendo. Lo veo y no lo puedo reconocer, sucio, sin ganas de nada, rendido, siempre con el cigarrillo que es como un arma en la mano. Pero a pesar de todo eso su enorme corazón sigue ahí, sigue sonriendo para que nosotras casi no percibamos lo destruído que está, sigue haciendo chistes y hasta he llegado a creer que no le pasa nada. Vos, Señor, sabés que no es así. Conocés su corazón mejor que nadie en el universo y sólo vos podés ver el pozo en el que está hundido, y las ganas de salir que tiene, pero el coraje que le falta. No soporto verlo así, es inhumano, y no puedo creer que le esté pasando a él. Es el hombre gracias al que respiro, gracias al que tengo vida, y por eso se la debo. No importa cuánto tiempo pasé sin él, nunca dejé ni voy a dejar de amarlo. Te imploro, te suplico, te ruego piedad. Porque a pesar de todo si hay algo de lo que estoy segura es que sos misericordioso, más que cualquiera, y que podés ayudarlo. Ya nada que sea mundano puede con el enorme control que tiene Satanás sobre su vida, pero también sé que vos sos infinitamente más poderoso que él, y que si así lo querés, sos capaz de borrarlo por completo con chasquear un dedo. Mi papá es increíblemente pecador, pero él no conoce otra cosa, su papá lo hirió tanto que destruyó por completo su corazón, y nunca fue capaz de amarse a sí mismo. Yo estoy completamente segura de que no es más que una víctima de todo lo que le pasa, y que en el fondo desea salir de eso y tiene sed de vos. Me da impotencia no poder prometerte no pecar tanto o rezar todos los días o las dos cosas, porque siempre que lo he intentado fallé y no quiero ser la que lo entierre más con mis pecados. Ya no sé qué hacer y tampoco puedo soportarlo. Por eso, con la cabeza gacha y el rabo entre las patas vengo a pedirte ayuda, no para mí, sino para él. Un día mi mamá me dijo que no hay nada más fuerte que la oración de un hijo por sus padres, y viceversa. Y confío ciegamente en eso, y aunque no lo diga, también confío ciegamente en vos, Señor. Porque a pesar de no merecerme tu mirada siempre lo hacés, y sé que intentás muchas veces acercarte a mí y soy yo la que no te deja. Para nada te echo la culpa de todo lo malo que me pasa, porque sé que es mía, y odio que sea así, porque en el fondo de mi corazón yo también tengo sed de vos y deseo seguirte a donde vayas. Pero estoy tan confundida. Las tentaciones son tan fuertes y yo tan débil. Pero bueno, yo no soy el caso. Quiero que transformes todo el amor que tengo por mi papá en bendiciones y que utilices todo lo que deseo que el se sane para sanarlo, y también te entrego todos mis sufrimientos para la salvación de su alma. Si hay algo a lo que le tengo más miedo que perderlo, es que cuando eso pase, él no pueda gozar de estar al lado tuyo, y que el sueño que tuve cuando era chiquita se cumpla. El demonio no es nada al lado de tu inmensidad y ya tengo fe en que vas a escuchar mis llantos y oraciones, porque es eterna tu bondad e infinita tu misericordia. Por la salvación del alma de mi papá y de paso, de toda mi familia, amigos, y la mía. Jesús en vos confío. Amén.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario