Desde que empecé esa etapa de la vida en la que te vas dando cuenta de que tenés que formarte y construirte como persona, he estado intentando ser lo mejor posible, seguramente no llegando a estar ni cerca de terminar de ser una buena persona (aunque tengo que admitir que todavía no pude descifrar cómo es exactamente una), pero sí que he logrado estar cerca de una versión que me guste de mí.
A pesar de ser algo muy pavo y no ningún descubrimiento novedoso lo que voy a decir, hace un tiempo me dí cuenta de que yo solía pensar que en el camino de construirte había una sola dirección y era hacia delante. La verdad es que no. Hoy por hoy me encuentro desconociéndome, o conociéndome, en una versión que no me termina de convencer y siento que es un retroceso, una desconstrucción. Es difícil dimensionar la idea de que no podemos tener el control absoluto sobre nosotros mismos. Y si bien en general creemos que ya nos conocemos, siempre está la posibilidad de que un día te despiertes dándote cuenta que estás haciendo las cosas diferentes, pensándolas de otra manera, sintiéndolas de otra forma. Y a veces es hermoso, y otras significa todo un duelo por perder esa comodidad en la que ya estabas apoyado.
No siempre nacer de nuevo significa hacerlo de una forma ideal como pienso que es la costumbre creer. En algunas ocasiones siento que tengo que volver a conocerme y volver a aprender muchas cosas como si arrancara prácticamente de cero. ¿Qué quiero? ¿A qué aspiro? ¿Qué me gusta y qué no? ¿Cómo reacciono ante las distintas situaciones que vivo a diario?
Es frustrante sentir que ya no estás del todo cómodo en la estructura que tenías, y esa sensación fea es el choque que viene a quitarnos esa seguridad de que nos conocemos por completo, esa fantasía de que por ser nosotros mismos, vamos a saber descifrarnos sin cometer errores.
Las únicas dos cosas que podemos tener por seguro que jamás van a cambiar son la muerte y, aunque sea paradójico, el cambio. El mundo y todo lo que habita en él están diseñados para ser víctimas de la insconstancia de forma constante, otra paradoja. Donde un segundo puede marcar el fin de algo inmenso, donde nace una flor que ya no va a florecer del mismo color, donde se abre el curso de un río que algún día va a cerrar y donde desaparece una especie dándole lugar a una nueva versión que se adapte a las nuevas condiciones en las que le toca vivir. ¿Qué nos hace pensar que vamos a escapar de eso?
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