sábado, 3 de agosto de 2013

Fuiste sos y serás mi más linda casualidad.

Siempre me dicen que tengo que olvidarme de todo. Que tengo que olvidarme de que alguna vez tus besos, tus abrazos y tus caricias fueron mi pertenencia. Olvidarme que eramos causas de nuestra felicidad, de nuestras sonrisas, causas de nuestras emociones, causas de nuestras tristezas, celos y confusiones. Olvidarme de que alguna vez, estuve como intrusa en tu mente varias veces al día. Y ¿cómo olvidarte? Si me enseñaste a volar sin despegar un pie de la tierra. Y justo ahí está el problema. Pero no interesa, no creo que olvidar sea la solución, no con todo el bien que me has hecho en esos pequeños enormes momentos que pasamos juntos. Sólo sonrisas me traen tus recuerdos, así que ¿por qué hacerlo? No quiero privarme de ese gustito al amor que me quedó en el alma desde que te conocí. Y no te voy a odiar ni aún por orgullo, no después de haberme hecho amar, soñar, despertar y seguir soñando. Pero nunca nadie me advirtió que enamorarse podía costarme todo esto.
   Estoy presa de tener que fingir que todo está bien, que nada de todo esto me duele, a no poder gritar que me molesta el hecho de que estés con otras chicas. Estoy presa en el saber que ya no te importo, cuando soy como una luna que gira constantemente al rededor tuyo.
   Sos la única persona que es capaz de hacerme poner loca, sentir que perdí la cabeza. Y sos la más linda droga para mi alma, pero a la vez, la más venenosa y horrible. Eras tan capaz de hacerme sentir completa, que no me faltaba nada, porque con vos lo tenía todo. Y también, sos de esas personas que dejan una huella intachable en cualquier corazón que sea afortunado de conocerla, porque sos el dueño de la sonrisa más dulce de la tierra.
   Me enamoré como cualquier idiota lo hace, sin medir nada, sin ver las consecuencias. Fue error mío, lo acepto, y ahora me toca a mí solucionarlo, pero cuesta y mucho.
   Lo que más me duele no es que ya no me quieras en tu vida, lo que más me duele es no poder no quererte a vos en la mía. Ahora solamente me queda tu recuerdo y nada más, voy a intentar conformarme con eso. Solo espero que dejes de aparecer en mi cabeza constantemente, como si te encantara torturarme con esa sonrisa, con esa mirada.
   Gracias a pesar de todo por haber entrado a mi vida, y por un tiempo, aunque no fuera mucho, hacerme tocar el cielo con las manos. No soy la mejor en nada, pero sí soy la mejor en quererte más que nadie.

                                                                                           Eternamente tuya.





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